Reflexiones Bíblicas
San Marcos 12,28-34

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J  

 

 

Se le acercó un letrado que había oído la discusión y notado lo bien que respondía, y le preguntó:

-¿Qué mandamiento es el primero de todos?

Respondió Jesús:

-El primero es: «Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor; 30amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». 31El segundo, éste: «Amarás a tu pró­jimo como a ti mismo». No hay ningún mandamiento mayor que éstos.

El letrado le dijo:

-Muy bien, Maestro, es verdad lo que has dicho, que es uno solo y que no hay otro fuera de él; 33y que amarlo y con todo el corazón y con todo el entendimiento y con todas las fuerzas y amar al prójimo como a uno mismo supera todos los holocaustos y sacrificios.

Viendo Jesús que había respondido inteligentemente, le dijo:

-No estás lejos del reino de Dios.

Y ya nadie se atrevía a hacerle más preguntas.

COMENTARIOS

Hijo mío, esfuérzate con toda tu alma a adquirir el amor a los hombres, en el cual y a través del cual te elevarás hasta el amor de Dios que es el fin de todos los fines. Vanos son todos los trabajos que no se hacen en caridad. Todas las buenas obras y todos los trabajos conducen al hombre hasta la puerta del palacio real; pero el amor es el que nos hace permanecer en él y nos hace descansar en el seno de Cristo (Jn 13,25).

Hijo mío, que tu amor no esté dividido, interesadamente, sino que sea desinteresado, derramado por todas partes, a la vista de Dios. Cristo te dará el conocimiento necesario para comprender el misterio de esta palabra. Ama a todos los hombres como a ti mismo; más aún, ama a tu hermano más que a ti mismo; no busques sólo lo que te conviene a ti, sino lo que es útil a tu hermano. Menospréciate a ti mismo por amor a tu hermano, a fin de que Cristo sea misericordioso y haga de ti un coheredero de su amor. Cuida bien de no descuidar esto, porque Dios nos ha amado primero y entregó su Hijo a la muerte por todos. «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único» dice el apóstol Juan, testigo de la verdad (Jn 3,16). El que camina por este sendero del amor, gracias a su trabajo llegará pronto a la mansión que es el fin de sus esfuerzos. No pienses, pues, hijo mío, que el hombre puede alcanzar el amor de Dios, que se nos ha dado gratuitamente, antes de haber amado a sus hermanos en humanidad.

Youssef Bousnaya (hacia 869-979), monje sirio