Reflexiones Bíblicas
San Marcos 12,35-37

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J  

 

 

En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: "¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, inspirado por el Espíritu Santo, dice: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies." Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?" La gente, que era mucha, disfrutaba escuchándolo.

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La descalificación que hace Jesús de la enseñanza de los letrados encuentra un eco favorable en la multitud que lo escucha. La frase (disfrutaba escuchándolo) es, sin embargo, paralela a la que usó Mc (6,20) acerca de Herodes. Este escuchaba con gusto a Juan Bautista, pero acabó dándole muerte. También la multitud que ahora escucha con gusto a Jesús acabará poniéndose del lado de sus opresores para darle muerte (15,11-13). A la larga, el nacionalismo y la violencia tendrán más atractivo para ella que la propuesta de Jesús.

El buen cristiano tiene que ser hoy consciente de que su lugar primordial no es el templo donde se congrega para alabar y dar gracias a Dios por los beneficios que le concede diariamente, sino que hay otros escenarios donde es preciso que actué mucho más, para dar a conocer que Dios también está allí presente saliendo al encuentro del ser humano. Por eso el cristiano es movido por el amor a Dios a no quedarse quieto; a dar desde lo que tiene; a construir desde su condición el reino de Dios. No puede celebrar la misericordia de Dios si primero no ha ido a llevar esa misericordia a tantos necesitados de ella en nuestra tierra.