Reflexiones Bíblicas
San Lucas 4, 16-30

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

En aquel tiempo fue Jesús a Nazaret, donde se había criado; entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desarrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor". Y, enrollando el libro, lo devolvió al que lo ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír". Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios. Y decían: "¿No es éste el hijo de José?" Y les dijo: "Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo"; haz también aquí, en tu tierra, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm". Y añadió: "Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán, el sirio". Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.

COMENTARIOS

Nos encontramos con el "acto inaugural" de la misión de Jesús según Lucas. El texto de Isaías le servirá de telón de fondo para anunciar lo nuclear de su ministerio: dar buena noticia a los pobres, anunciar libertad a los cautivos, visión a los ciegos, liberación a los oprimidos, año de gracia para todos. Indudablemente estamos ante la irrupción de algo totalmente nuevo. Jesús no es un profeta más, sino el gran profeta por excelencia que anuncia la inauguración de una nueva etapa para todo el pueblo. Por eso "todos tenían los ojos fijos en él". Alguien que quiere que las cosas cambien según el designio de Dios. Indudablemente que esto le traería incomprensión, pues no todos estaban dispuestos a entender la novedad del mensaje ni a dejarse arrebatar por esta propuesta inédita. Jesús les hace ver su incredulidad y su escepticismo. Por eso quieren despeñarlo, esto es, quitarlo de en medio porque se percibe como una amenaza. Bien sabemos que todo profeta trae esperanza para el pueblo, pero también devela situaciones contrarias al plan de Dios. Por eso el profeta es incómodo, controvertido, polémico. Sin embargo, esa es la esencia de nuestra vocación cristiana: ser profetas de esperanza en un mundo cansado de esperar y ahogado por la técnica y el mercado.