Reflexiones Bíblicas
San Lucas 7, 11-17Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
Evangelio:
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad
llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío.
Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a
un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la
ciudad la acompañaba.
Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: "No llores."
Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: "¡Muchacho,
a ti te lo digo, levántate!" El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús
se lo entregó a su madre.
Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: "Un gran Profeta ha surgido
entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo;"
La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.
COMENTARIOS
Hoy también nos topamos con las multitudes que arrastran el ataúd de su propia
muerte, causada por la pérdida del sentido de la vida, de la dignidad mancillada
por muchas formas de deshumanización, por la injusticia camuflada en sociedades
aparentemente democráticas… Ojalá podamos sentir, como Jesús, dolor en las
entrañas ante estos episodios cotidianos, y aportar nuestro "toque" para
devolver la esperanza de la vida a esas pequeñas "multitudes".