Reflexiones Bíblicas
San Lucas 9, 43b-45Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
Evangelio:
En aquel tiempo, entre la admiración general por
lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: "Meteos bien esto en la cabeza: al
Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres. Pero ellos no
entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no cogían el sentido. Y
les daba miedo preguntarle sobre el asunto".
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Los soldados romanos, después de flagelar a Jesús, coronarlo de espinas y
revestirlo de un manto de burla, lo condujeron a Pilatos. Este militar de
corazón duro, aparentemente se sobrecogió al ver a este hombre desecho, roto. Lo
presentó a la multitud, invitándola a la compasión, declarando: «Idou ho
anthropos; Ecce homo» que nosotros traducimos habitualmente por: «¡Ahí tenéis al
hombre!» (Jn 19,5). Pero, en griego, quiere decir más exactamente: «¡Ved, este
es el hombre!» En boca de Pilato, estas palabras eran las de un cínico que
quiere decir: «Nos gloriamos de ser hombres, pero ahora, miradle, este gusano de
tierra, es el hombre! ¡Cuán menospreciable y pequeño es!». En estas cínicas
palabras, el evangelista Juan, ha reconocido, sin embargo, unas palabras
proféticas que ha transmitido a la cristiandad.
Sí, Pilatos tiene razón al decir: «¡Ved, este es el hombre!». En Él, en
Jesucristo, podemos leer qué es el hombre, el proyecto de Dios, y cuál es el
trato que le reservamos. Viendo a Jesús destrozado podemos ver cuán cruel,
pequeño y mezquino puede llegar a ser el hombre. En Él podemos leer la historia
del odio del hombre y la historia del pecado. Pero en Él, en su amor que sufre
por nuestra culpa, podemos ver todavía mejor la respuesta de Dios: Sí, éste es
el hombre que Dios ha amado hasta el polvo, que Dios ha amado hasta el punto de
seguirle hasta el último sufrimiento de la muerte. Hasta en la máxima bajeza,
sigue siendo el llamado de Dios, el hermano de Jesucristo, llamado a tomar parte
en el amor eterno de Dios.
La pregunta «¿Qué es el hombre?» encuentra su respuesta en la imitación de
Jesucristo. Poniendo nuestros pasos en los suyos, podemos aprender día tras día
qué es el hombre en la paciencia del amor y del sufrimiento junto a Jesucristo,
y así llegar a ser hombres. Así es que queremos levantar los ojos hacia aquel
que Pilato y la Iglesia nos presentan. El hombre, es Él. Pidámosle que nos
enseñe a llegar a ser verdaderamente unos hombres, a ser hombre.
Cardenal Joseph Ratzinger [Papa Benedicto XVI]