Reflexiones Bíblicas
San Lucas 12, 1-7Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
Evangelio:
En aquel tiempo, miles y miles de personas se
agolpaban hasta pisarse unos a otros.
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: "Cuidado con la
levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía.
Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue
a saberse.
Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído
en el sótano se pregonará desde la azotea.
A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo,
pero no pueden hacer más.
Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y
después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo yo.
¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida
Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo tanto, no tengáis
miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones."
COMENTARIOS
Va en aumento el número de los que se interesan por Jesús y su
Palabra. Se cuentan por millares. Se apiñan hasta atropellarse. Primero habla
Jesús a los discípulos antes de dirigir su Palabra a las masas. Los discípulos
han de ser intermediarios entre Jesús y el pueblo. Cuando ellos estén
compenetrados de la Palabra de Dios podrán también llevar su mensaje a las
masas. La levadura era considerada como un poder oculto, algo pernicioso y con
efectos consiguientes; algo así como el mal instinto. Este poder es en los
fariseos la hipocresía; se muestran al exterior distintos de lo que son. Los
discípulos deben guardarse de esta simulación. Deben ser interiormente lo que
enseñan y anuncian al exterior. Los sentimientos ocultos pugnan por salir a la
luz pública. Lo primero y fundamental que exige Jesús a sus discípulos es la
transformación interior. Dios mira a los discípulos y no los olvida. El cuida de
lo más pequeño e imperceptible como cuida de los pájaros del campo y de los
cabellos de la cabeza. Todo le interesa. Si Dios cuida de lo pequeño, mucho más
cuidará de los discípulos de su Hijo. La confianza en la amorosa providencia de
Dios da valor para soportar hasta lo más difícil, porque también esto entra en
el plan de la amorosa solicitud de Dios.