Reflexiones Bíblicas
San Lucas 10,1-9Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
Evangelio:
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y
dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde
pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad,
pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad
que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni
sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz en esta casa". Y si allí hay
gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero
merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os
reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid:
"Está cerca de vosotros el Reino de Dios.""
COMENTARIOS
Al don que aportan los predicadores corresponden a veces los hijos de la paz con
hostilidad. La primera casa en que sean acogidos los discípulos, debe ser para
ellos como su propia casa. "Quédense, pues, en esa casa." El gran objetivo de
los misioneros es el mensaje del reino de Dios. Lo decisivo no debe ser el
bienestar personal, el buen trato y los cuidados de la hospitalidad. El que
cambia de alojamiento muestra que el valor supremo no es para él la Palabra de
Dios, sino su propia persona. Perjudica y se perjudica. Desacredita a su
anfitrión y se desacredita él mismo. No debe violarse la ley sagrada de la
hospitalidad. Los discípulos deben comer y beber de lo que se les ofrezca. No
deben preocuparse pensando que molestan indebidamente a quien les da
hospitalidad. El quehacer de los enviados no debe verse entorpecido por
preocupaciones de la tierra. Lo que reciben es justa compensación por lo que
ellos aportan: su don es mayor. La misión de los discípulos es misión en las
casas y en las ciudades. Una cuidad que los acoge muestra buena disposición. Los
discípulos deben realizar aquello para lo que han sido enviados. Los enviados
cumplen la misión de Jesús, de la que se dice: "Tal es el mensaje que ha enviado
(Dios) a los hijos de Israel anunciando el Evangelio de paz por medio de
Jesucristo (Hch 19,36).