Reflexiones Bíblicas
San Lucas 17, 1-6Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Es
inevitable que sucedan escándalos; pero !ay del que los provoca! Al que
escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el
cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano
te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en
un día y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás".
Los apóstoles le pidieron al Señor: "Auméntanos la fe". El Señor contestó: "Si
tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de
raíz y plántate en el mar", y os obedecería".
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«El amor disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites,
aguanta sin límites» (1C 13,7). Con ello el apóstol Pablo nos quiere enseñar que
si esta virtud se puede mantener con una firmeza tal, es porque está unida a una
paciencia a toda prueba. Y dice más: «Sobrellevaos mutuamente con amor;
esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz» (Ef 4,2).
No es posible mantener la unidad ni la paz si los hermanos no se esfuerzan en
practicar la tolerancia mutua y el vínculo de la concordia, gracias a la
paciencia. ¿Y qué decir aún de no jurar, ni maldecir, de no reclamar lo que nos
han quitado, de presentar la otra mejilla a quien nos bofetea, de perdonar al
hermano que ha pecado contra nosotros, no solamente setenta veces siete, sino
todos sus errores, amar a nuestros enemigos, orar por nuestros adversarios y por
los que nos persiguen?
¿Cómo conseguir todo esto si no se es firmemente paciente y tolerante? Es lo que
hizo san Esteban cuando, en lugar de clamar venganza, pidió misericordia para
sus verdugos diciendo: «¡Señor, no les tengas en cuenta este pecado!» (Hch
7,60).
San Cipriano (hacia 200-258), obispo de Cartago y mártir