Reflexiones Bíblicas
San Mateo 8,5-11

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: "Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho." Jesús le contestó: "Voy yo a curarlo." Pero el centurión le replicó: "Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace."

Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: "Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos."


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"Vendrán de Oriente y Occidente para sentarse a la mesa": qué palabras más llenas de esperanzas nos dice Jesús hoy. En definitiva nos reafirma una vez más que el reino es para todos sin ninguna distinción: de raza, posición social o creencia alguna… Pero, ¿cuál es la clave para conseguir esto? Tres cosas, de acuerdo a este evangelio: reconocer a Jesús como el "salvador", hacerse humilde ante la gratuidad del amor de Jesús y confiar que el Señor todo lo puede.

Nótese que el centurión estaba pidiendo la sanación para su criado. El, a pesar de pertenecer al aparataje opresor, muestra ante Jesús una fe y humildad impresionantes, esa fe que Jesús proponía a sus discípulos desde el comienzo; fe de confianza y abandono que lo hace merecedor de admiración y pronta respuesta: "Yo iré a sanarlo".

Esta situación nos tiene que alegrar hoy a cada uno de nosotros. Hemos de pedir con fe, esperanza y abandono, reconociendo que "no somos dignos de que entres en mi casa", pero con la seguridad de que el Señor hará todo aquello que nos conviene. Las palabras finales de esta "historia" son decidoras: "anda, que te suceda como has creído", y en aquella hora se curó el criado.