Reflexiones Bíblicas
San Marcos 3,1-6Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
Evangelio:
En aquel tiempo, entró Jesús otra vez en la
sinagoga, y había allí un hombre con parálisis en un brazo. Estaban al acecho,
para ver si curaba en sábado y acusarlo. Jesús le dijo al que tenía la
parálisis: "Levántate y ponte ahí en medio." Y a ellos les preguntó: "¿Qué está
permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre
o dejarlo morir?" Se quedaron callados. Echando en torno una mirada de ira, y
dolido de su obstinación, le dijo al hombre: "Extiende el brazo." Lo extendió y
quedó restablecido. En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron
a planear con los herodianos el modo de acabar con él.
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Jesús es consciente de que el honor de Dios recibe su mejor homenaje en la
bondad, y no duda en hacer el bien para honrar el sábado. Por otro lado, ¿no es
una manera más profunda de santificar este día el liberar de las cadenas del mal
a un hombre, en vez de dejarlo en la esclavitud por un mal entendido honor de
Dios? En Marcos, la ceguera del corazón designa la incapacidad del hombre para
comprender determinados signos de Dios; no porque Dios le ponga impedimentos,
sino, simplemente, porque el significado de tales signos es inaccesible para la
mente humana si no recibe la ayuda del Espíritu y no la acepta. Por eso Jesús
toma inmediata conciencia de las dificultades contra las que choca su misión, y
calibra ya desde ahora su importancia: los judíos rechazarán su mensaje y, por
consiguiente, se encontrarán incapacitados para ponerse al nivel de la palabra
que Dios les envía por medio de Él. A nosotros también nos puede pasar que, como
los fariseos y herodianos, queramos incluso acabar con Jesús, porque no estemos
de acuerdo con su mensaje o, simplemente, porque pongamos las normas y leyes por
encima del ser humano.