Reflexiones Bíblicas
San Marcos 3,20-21

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

En aquel tiempo, Jesús fue a casa con sus discípulos y se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.

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Este breve pasaje es muy duro para la familia de Jesús, hasta el punto que varios exegetas han intentado ver en "los suyos" (v.21) no a los padres, sino a los discípulos de Jesús, y otros incluso han llegado a poner en boca de los discípulos el epíteto "ha perdido la cabeza" refiriéndose a la multitud y no a Jesús. Realmente parece que fue la familia de Jesús la que intervino y la que fue responsable del epíteto aludiendo a Jesús.

A Marcos le gusta presentar a Jesús en un contexto de crisis, y así se explica esta anécdota referente a la familia del Maestro en que apunta a una enseńanza posterior. Jesús está en el centro de una serie de antagonismos e incredulidades. La única posibilidad de adhesión a Él debe pasar por encima de la dependencia carnal y apoyarse en una dependencia espiritual forjada en la fe.

El discípulo es casi siempre un aislado. Su madre, su hermana… tienden a limitar sus medios de expresión y a atraerle hacia la casa concreta y segura. Sin embargo el discípulo está llamado a romper con todas las estructuras que le impidan dedicarse a su misión, así provengan éstas de círculos tan cercanos como la familia, y abrirse a un nuevo mundo de relaciones basadas en la fe y en la convicción de ser elegido por Jesús.