Reflexiones Bíblicas
San Marcos 3,31-35

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: "Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan." Les contestó: "¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?" Y, paseando la mirada por el corro, dijo: "Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre."

COMENTARIOS

Las palabras de Jesús no manifiestan frialdad de sentimientos o desprecio de los vínculos familiares, tan estrechos en Palestina. Revelan más bien las exigencias que lleva consigo la llamada, a través de la cual se va constituyendo la nueva y verdadera familia de Jesús. Se trata, en consecuencia, de una exhortación a los allí sentados y, a través de ellos, a la comunidad cristiana de todos los tiempos. La escucha atenta de su Palabra y el cumplimiento de la voluntad de Dios serán los rasgos que caractericen siempre al auténtico discípulo.

El pedido que hace Jesús es a escuchar su Palabra. Esto nos remite a las palabras de los profetas que invitaban al pueblo a escuchar la Palabra de Yavé con el "shemá Israel", es decir, "escucha, Israel". Es ahora Jesús, el Mesías enviado de Dios, quien crea a través de su Palabra el nuevo pueblo de Dios. La invitación es a que escuchemos esa voz que nos habla en los acontecimientos de la vida diaria con familiares, amigos, vecinos…; en definitiva, en toda nuestra vida.