Reflexiones Bíblicas
San Marcos 6, 53-56Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
Evangelio:
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos,
terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron. Apenas
desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la
comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los
enfermos en camillas. En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a
los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de
su manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.
COMENTARIOS
Nuevamente el evangelista Marcos presenta a Jesús frente a esa multitud que en
cuanto lo reconoce quiere acercarse a él para ser sanada, sin comprender todavía
el misterio profundo que hay en el Maestro y la necesitad de reconocerlo primero
como el Mesías. El mal tiempo parece estropear los planes de Jesús y sus
discípulos, obligándoles a modificar la ruta inicial. El objetivo previsto era
llegar a Betsaida, en la parte oriental de lago (Mc. 6,45). Después de una noche
de travesía desembarcan, sin embargo, en Genesaret, es decir, en la misma orilla
de la que habían partido.
Reconocido por la gente, Jesús aparece una vez más como el médico de los
enfermos y atribulados, de quien emana una fuerza prodigiosa. Es un cuadro
familiar, que concluye y remata los dos episodios precedentes, mucho más
espectaculares y asombrosos. Pero a la luz de ellos, éste resulta no menos
revelador.
Las muchedumbres siguen sin percibir este misterio de su persona, por más que le
reconozcan externamente y le toquen con sus manos. Los lectores cristianos deben
aprender que es necesario entrar en contacto con Jesús de un modo mucho más
profundo, como lo hicieron los discípulos.