Reflexiones Bíblicas
San Marcos 8,11-13

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo. Jesús dio un profundo suspiro y dijo: "¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación." Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

COMENTARIOS

Ante la incredulidad de sus interlocutores, Jesús se retira dando por terminado el diálogo que no produce respuesta positiva alguna respecto a su persona. Porque el único signo válido es su propia persona.

El hilo conductor de este episodio es, una vez más, la incredulidad de los interlocutores de Jesús. Por parte de los fariseos es ceguera. Marcos se mantiene, pues, fiel a su propósito inicial: poner de relieve la falta de auténtica acogida al mensaje de Jesús. En aras de su propósito no repara en introducir algunas modificaciones en el relato. La discusión con los fariseos debió de girar probablemente en torno a la señal de Jonás (Mt. 16,1-4), signo de la Resurrección mediante la cual Jesús triunfará, a su vez, del mar de la muerte. Pero Marcos ha suprimido la alusión al signo de Jonás, porque todavía no siente la preocupación por subrayar los presentimientos de la pasión de Jesús, y sobre todo porque quiere atraer la atención de sus lectores tan sólo sobre la ceguera de los fariseos. El segundo evangelista se limita, entonces, al análisis de las reacciones negativas de las diferentes capas de la población ante el mensaje de Jesús.