Reflexiones Bíblicas
San Marcos 8,14-21Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
Evangelio:
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó
llevar pan, y no tenían más que un pan en la barca. Jesús les recomendó: "Tened
cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes." Ellos comentaban:
"Lo dice porque no tenemos pan." Dándose cuenta, les dijo Jesús: "¿Por qué
comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para
qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos
de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?"
Ellos contestaron: "Doce." "¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando
repartí siete entre cuatro mil?" Le respondieron: "Siete." Él les dijo: "¿Y no
acabáis de entender?"
COMENTARIOS
KOINONÍA 2009
Marcos presenta a Jesús en la barca con sus discípulos, quienes no acaban de
entender los milagros realizados. "No tenían más que un pan con ellos en la
barca". Esta frase no es primitiva, puesto que no la conoce Mt.16, 5, y porque
está en contradicción con el v.16, en el que Marcos mismo dice claramente que
los apóstoles no tenían pan alguno. Pero cabe pensar que, anticipándose ya a la
interpretación de Jn 6,26-27, Marcos piensa, en el v.14b, en el pan simbólico,
que es el mismo Jesús. Los discípulos temían quedarse sin provisiones, y se
olvidan de que tienen consigo el pan por excelencia. Así se comprende la
discusión que sigue, en la que Jesús trata de hacerles comprender quién es él.
Los discípulos deben estar atentos a no dejarse contagiar por aquella levadura
de la incomprensión e incredulidad que los rodea. Su elección como depositarios
del misterio del reino de Dios no les hace invulnerables a la ceguera de su
entorno. Jesús advierte a los suyos del peligro que corren, intentando llevarlos
a la reflexión mediante sucesivas reprensiones. Tienen que abrir su corazón y
reconocer con los ojos de la fe la verdadera identidad de quien, en la
multiplicación de los panes, se les ha revelado como el pastor mesiánico y el
portador de la salvación definitiva.
********************
EPSILON 2009
v. 14 A los discípulos se les había olvidado coger panes y no llevaban en la
barca más que un pan.
El único pan (símbolo de unidad) que hay en la barca, el que ha de compartirse y
alimentar lo mismo a judíos que a paganos (6,41; 8,6), es el mensaje de Jesús,
el único necesario; pero a ellos no les basta, quieren combinarlo con su
nacionalismo (4,35-51). De hecho, este único pan va con ellos, pero ni siquiera
lo mencionan; no lo han cogido ellos ni han optado por él, sino por los otros.
v. 15 Jesús les estaba advirtiendo: «Mirad: cuidado con la levadura de los
fariseos y con la levadura de los herodianos».
Jesús les da un aviso, para que no se dejen llevar de esas ideas. La levadura se
consideraba un principio corruptor del pan-doctrina (el término designaba
también el pan fermentado); la levadura de los fariseos es su ideología
mesiánica nacionalista: desean para Israel un Mesías poderoso, dominador de los
otros pueblos (11); los herodianos (cf. 3,6; 12,13, mejor que «Herodes»), son
los que, con tal de obtener la supremacía de Israel, aceptan a un rey ilegítimo,
no querido por Dios (6,21): ambas ideologías corrompen el mensaje.
v. 16 Pero ellos estaban diciéndose unos a otros: «No tenemos panes».
Los discípulos tienen otra preocupación y no prestan atención a la advertencia
de Jesús. Discuten sobre la falta de panes, sin hacer caso del pan que tienen;
para ellos, ese pan no es suficiente alimento: no les basta el mensaje del
servicio y la solidaridad con todos.
vv. 17-18 Al darse cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué os estáis diciendo que no
tenéis panes? ¿Todavía no razonáis ni entendéis? ¿Tenéis la mente obcecada?
¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis ?»
Jesús se da cuenta y se exaspera. Les reprocha su falta de reflexión. Por tener
la mente fija en los ideales del judaísmo, son incapaces de razonar. Siguen
sordos (Jr 5,21; Ez 12,2; Mc 4,11s: «los de fuera»; 7,18), obcecados (3,5, de
los fariseos; 6,52). El nuevo Israel continúa en la incomprensión del antiguo.
vv. 19-21 «Cuando partí los cinco panes para los cinco mil, ¿cuántos cestos
llenos de sobras recogisteis?» Le contestaron: «Doce». «Y cuando partí los siete
para los cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de sobras recogisteis?» Le
contestaron: «Siete». El les dijo: « Y ¿ todavía no entendéis ?»
Intentando hacerles comprender, Jesús no les recuerda discursos o palabras
suyas, sino una experiencia de la que han sido testigos, los dos repartos de
panes: les pregunta por el número de cestos recogidos a partir de una cantidad
mínima en relación con tan gran multitud, subrayando así el contraste entre la
escasez del comienzo y la abundancia del final; quiere que caigan en la cuenta
de la potencialidad del único panmensaje que poseen: con él lo tienen todo. Con
el compartir (partí) les ha dado la clave de la abundancia. No necesitan más que
repetir su gesto. No hacen falta otros panes.
La pregunta final transparenta la profunda decepción de Jesús (¿No acabáis de
entender?).