Reflexiones Bíblicas
San Juan 3,31-36

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica la veracidad de Dios. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

COMENTARIOS

El evangelio de hoy plantea una clara diferencia entre lo que viene y habla de la tierra, y lo que viene y habla del cielo. Jesús comprende muy bien lo que habla de la tierra, que está limitado por las condiciones humanas que lo han generado, y lo que viene del cielo, como es la propuesta que Él encarna y que cuenta con la aprobación, el respaldo y la intervención de Dios mismo.

El evangelio puntualiza que quien actúa bajo la voluntad de Dios está en el cielo, y no puede congeniar con quien tiene su conciencia identificada con otro tipo de intereses contrarios a la voluntad de Dios. Son estos intereses, los intereses de nuestra conciencia, los que pondrán de manifiesto si la unión con el Padre es auténtica y generadora de vida eterna.

Nuestra comunidad debe saber identificar las dos clases de conciencias por las cuales el ser humano puede optar: la terrenal -limitada, condicionada por el poder- o la del cielo -libre, comunitaria, comprometida-. Estos dos polos de conciencia expresan realmente los elementos con que cada una se identifica: la una con la búsqueda de intereses individuales, y la otra con la creación de una sociedad igualitaria en derechos y humanizada.

Que seamos seres humanos con conciencia crítica, con capacidad de discernimiento suficiente para optar en libertad por el proyecto que nos realice como seres humanos sin apartarnos del plan salvífico de Dios.

 

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