Reflexiones Bíblicas
San Juan 10,1-10Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
Evangelio:
En aquel tiempo, dijo Jesús: "Os aseguro que el que no
entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra
parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de
las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él
va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado
todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque
conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque
no conocen la voz de los extraños."
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no
entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: "Os aseguro que yo soy
la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y
bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre
por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no
entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan
vida y la tengan abundante."
COMENTARIOS
Ayer abordamos el tema del Buen Pastor, cuyo texto se encuentra a
continuación del que leemos hoy. Jesús utiliza la imagen de la puerta. Los
ladrones y asaltantes no utilizan la puerta, sino que entran violentando el
corral de las ovejas. Jesús se constituye en puerta que salva a quien entra
por ella. Parece que al interior de las comunidades joánicas existieron
muchos creyentes que se decepcionaron pronto al no encontrar en Jesús el
mesianismo que esperaban; y no sólo dejaron la comunidad, sino que
arrastraron tras de sí a otras personas con una fe frágil.
Examinemos nuestra vida cristiana: ¿qué intereses nos mueven para
formar parte de una comunidad inspirada en el evangelio de Jesús? ¿Somos
puerta para que otros puedan entrar a la comunidad? ¿Somos salteadores que
violentamos la comunidad para lograr nuestros intereses mezquinos?