Reflexiones Bíblicas
San Juan 13,16-20Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
Evangelio:
Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos,
les dijo: "Os aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más
que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis
en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido,
pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha
traicionado." Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda
creáis que yo soy. Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí;
y el que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado."
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Este pasaje se sitúa en el contexto del lavatorio de los pies, en
la víspera del sacrificio supremo del Señor. Es indudable que este gesto,
recogido sólo por el evangelio de Juan, tiene un profundo significado en el
contexto de la pasión, muerte y resurrección del Salvador. El servicio
generoso a los hermanos no hace superior al que lo otorga. Tampoco quien
realiza la misión encomendada es superior a quien le ha encomendado la
tarea. Jesús quiere dejar en claro que su entrega por amor a todos los suyos
es la máxima expresión del servicio salvador. Es indudable que no se puede
separar la pasión de Jesús de su ministerio. Es más, la pasión es el acto
culminante de su misión. Por eso les dice a sus más cercanos que no se
escandalicen; porque la consecuencia normal es que, si la misión ha sido
realizada a cabalidad, la pasión y muerte sean la ratificación de la
legitimidad de esa misión. La Resurrección, por su parte, como lo hemos
meditado durante todo este tiempo pascual, es la respuesta afirmativa del
Padre a la misión de Jesús. Ahora es el momento de los discípulos: así como
quien recibe al Hijo recibe al Padre, a su vez quien recibe a sus enviados,
recibe al Hijo. ¡Profunda comunión entre Padre, Hijo y discípulos! ¡Y
aliento tremendamente consolador para nuestra misión evangelizadora!