Reflexiones Bíblicas
San Marcos 12,35-37Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
Evangelio:
En aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó:
"¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David,
inspirado por el Espíritu Santo, dice: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a
mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies." Si el mismo David
lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?" La gente, que era mucha,
disfrutaba escuchándolo.
COMENTARIOS
En los pasajes anteriores Jesús ha respondido a tres
preguntas de sus oyentes. Las respuestas han sido rotundas y magistrales.
Sus enemigos no se atreven a hacerle más preguntas, quizás por temor a pasar
por ignorantes delante del pueblo, quizás porque teman que Jesús esté
hablando como un verdadero maestro inspirado por Dios. Ahora es Jesús quien
aborda el tema del uso del título mesiánico "hijo de David". Pero el
problema de fondo no es el título en sí mismo. El asunto básico radica en
saber si ese título manifiesta o no todo el sentido del mesianismo de Jesús.
Este pone de manifiesto que el Mesías no es sólo el hijo de David, sino "su
Señor". Es decir, aunque Jesús pertenezca al linaje de David, es más que
eso. El supera todos los títulos. Su misión no depende de los títulos
mesiánicos que se le puedan atribuir. Su vocación y misión derivan de su
pasión por el reino de Dios; de su decisión de realizar la voluntad de su
Padre. A veces nos encerramos en títulos honoríficos que nos puedan
proporcionar poder y prestigio. El asunto está en que el único título válido
es el ser hijos de Dios, discípulos y misioneros de Jesús, testigos del
reino de Dios. Lo demás sobra.