Reflexiones Bíblicas
San Mateo 5,27-32

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

Mateo 5,27-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio."

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Jesús dice que no sólo comete adulterio quien le quita la mujer a otro, sino aquél que desea quitársela. En el Antiguo Testamento la mujer era considerada propiedad del marido, de modo que quitársela equivalía no tanto a un acto de deshonestidad, un pecado contra la pureza, como se decía antes, sino a un verdadero robo, una injusticia flagrante. En esto consiste el verdadero adulterio, que no es otra cosa sino el deseo de arrebatar al prójimo su mujer. Queda claro que la mujer era considerada propiedad del varón; tal vez la propiedad más preciada, por encima de los esclavos, los animales u otras pertenencias
Jesús no habla del divorcio como lo entendemos hoy, sino del repudio, o sea, de aquella institución judía establecida a partir de Moisés, no por voluntad divina, sino por testarudez humana, según la cual el varón –y no la mujer- podía despedir a su esposa en determinadas circunstancias.
El adulterio es un asunto grave, porque atenta contra la justicia y la castidad, y los hechos que lo provocan también son injustos. Jesús invita a que nuestras actitudes sean correctas; y para eso tenemos que pensar bien lo que debemos hacer. Si vemos que hay algo que hacemos injustamente, es mejor cortar con esa actitud ("sacarse el ojo, cortarse la mano") y hacer siempre el bien, buscando la justicia y equidad, la verdad y el bienestar de todos y para todos. Es mucho mejor sacrificar una parte de la propia libertad moral que perderla por completo.