Reflexiones Bíblicas

San Mateo 8,28-34

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

Mateo 8,28-34

En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gerasenos. Desde el cementerio, dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos: "¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?" Una gran piara de cerdos a distancia estaba hozando. Los demonios le rogaron: "Si nos echas, mándanos a la piara." Jesús les dijo: "Id." Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el agua. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.

COMENTARIOS

Estos milagros son signos de la llegada del reino, del cumplimiento de la salvación de Dios en favor de los que sufren; son, incluso, parte de la lucha de Jesús con las fuerzas enemigas del reino. Estos enemigos pueden ser grupos organizados como el de los fariseos y saduceos, o todo un pueblo que le pide que se vaya porque afecta sus intereses.

Hoy son muchas las amenazas que acechan contra la fe de los cristianos. Muchos "endemoniados" sutiles impregnan las diversas estructuras sociales, religiosas, culturales, etc. Pero la fuerza del Espíritu, que actúa en los creyentes comprometidos y fieles al Señor Jesús, puede derrotar esas fuerzas del mal. Habrá que arrojarlas al "mar de la confusión y del caos" para que los seres humanos que están bajo su influencia puedan gozar de la libertad de los hijos de Dios.