Reflexiones Bíblicas

San Mateo 10,24-33

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

 

San Mateo 10,24-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: "Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea.

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo."

COMENTARIOS

El discípulo es presentado aquí como quien comprende el mensaje del Señor Jesús. Con estas palabras se invita al discípulo a superar el miedo que trae la persecución, logrando tres cosas: una, que el miedo no impida la proclamación de la Buena Nueva, haciendo público lo que estaba oculto; dos, de cara al final: porque lo que importa es el juicio de Dios; y tres, la fe inquebrantable en Dios, que es Padre. El seguimiento de Jesús es una propuesta fascinante, pero complicada. Sólo quien logra vencer el miedo que generan las persecuciones, es el verdadero discípulo de Jesús. Tenemos la certeza de que, si somos fieles hasta el final, el Señor no nos abandonará. El siempre camina con nosotros, aunque no lo percibamos fácilmente.