Reflexiones Bíblicas

San Mateo 12, 14-21

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

 

San Mateo 12, 14-21

En aquel tiempo, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: "Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones."

COMENTARIOS

Los fariseos y escribas quieren eliminar a Jesús porque no resisten sus duros cuestionamientos, sobre todo a las grandes instituciones religiosas de la época, como son el culto, el Templo y la Ley. Por una parte, los maestros de la Ley lo acusan de blasfemia (manipulación del nombre de Dios para provecho propio), porque perdona los pecados (Mt 9,3-6); los fariseos no toleran que mantenga una buena relación con publicanos y pecadores (Mt 9,11); por otra parte, lo acusan de no respetar el sábado (Mt 12,1-13). De esta manera, las controversias de Jesús con sus adversarios se van complicando. El evangelista Mateo introduce un comentario en la narración que conecta la práctica de Jesús con el cumplimiento de una profecía de Isaías (42,1-4). Jesús es el siervo sufriente del Señor que asume los conflictos de sus adversarios con humildad y mansedumbre. Sin embargo su objetivo es hacer triunfar la justicia de Dios sobre la injusticia humana.

La persecución contra cristianos comprometidos con los empobrecidos ha sido un eje transversal de la historia del cristianismo. Muchas páginas se han escrito con la sangre de mártires que han confirmado con su vida la fidelidad a Jesús y su mensaje. Su testimonio nos ratifica que el Señor sigue actuando en medio de su pueblo, y "la justicia y la paz se besarán" como Palabra definitiva de Dios.