Reflexiones Bíblicas

San Mateo 13,18-23

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

 

San Mateo 13,18-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno."

COMENTARIOS

Aparece hoy en el evangelio de Mateo una de las características básicas del discípulo: el que comprende el mensaje del Maestro. El evangelista exhorta a los cristianos a ser tierra buena, a tener la actitud del buen discípulo, para que con la acogida y comprensión del mensaje no deje ahogar las enseñanzas del Maestro por las dificultades del momento.

La parábola nos permite descubrir una serie de enemigos: El Maligno, la tribulación, la persecución, el mundo, la superficialidad, la inconstancia y las riquezas. Hoy podemos actualizar la parábola en nuestra realidad personal y comunitaria, y encontraríamos nuevos enemigos o constataríamos que los antiguos siguen presentes en nuestra comunidad. Vivimos un ambiente cultural que propone como ideal de vida la superficialidad, lo perecedero, lo "desechable". Si somos "fermento en la masa", entonces lo primero es rechazar las ofertas seductoras de la sociedad consumista. Sólo así podremos combatir al espíritu del mal. Pero debemos quedarnos con el mensaje final: La Palabra necesita discípulos con el corazón bien dispuesto para crecer y producir fruto; esto es lo que se le pide al oyente de la Palabra. Y es a través de la oración y la práctica del amor fraterno y solidario como lograremos producir buenos frutos.