Reflexiones Bíblicas

San Mateo 22,34-40

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

 

San Mateo 22,34-40


En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?" Él le dijo: ""Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas."


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A Jesús no le interesaba demasiado entrar en discusiones teóricas, y mucho menos perderse en los detalles de las doctrinas fariseas.
La primera parte de su respuesta se identifica con una de las corrientes minoritarias de entonces, la de los que decían que el mandamiento principal es el amor a Dios. Pero la completa poniendo a su mismo nivel otro mandamiento, el del amor al prójimo: «'Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente'. Este es el mandamiento principal y el primero, pero hay un segundo no menos importante: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'. De estos dos mandamientos penden la Ley entera y los Profetas». En estos dos mandamientos (Dt 6,5; Lv 19,18), dice Jesús, se encierra todo el proyecto de Dios para el pueblo de Israel: «De estos dos mandamientos penden la Ley entera y los Profetas»
Porque, además de esta conexión entre ellos, lo importante de la respuesta de Jesús es la relación que establece entre estos dos mandamientos y el resto de la Ley: lo que importa en la Ley entera y los Profetas es el amor. Amor a Dios y amor al prójimo. Los dos, juntos e inseparables. Los dos, totalmente imprescindibles, pues si se prescinde de cualquiera de ellos, los otros 612 mandamientos pierden todo su sentido.
Para los cristianos, Jesús lo resumió todo en el mandamiento del amor fraterno -que no es igual que ninguno de los anteriores-, el mandamiento nuevo que deja anticuados a todos los demás. El punto de vista, sin embargo, sigue siendo el mismo: el amor.
Los cristianos no deberíamos olvidarnos de esto, no sea que nos sorprendamos cualquier día al descubrir que estamos discutiendo de nuevo cuál es el más importante de los 1.752 mandamientos de la Iglesia.