Reflexiones Bíblicas

San Lucas 6,43-49

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio:  

San Lucas 6,43-49

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: "No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca.

¿Por qué me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó y quedó hecha una gran ruina."

COMENTARIOS

La segunda parte del discurso de la llanura va orientada a los oyentes, a todo el pueblo. En primera instancia, Jesús invita a todos a un amor generoso y universal (6,27-38), a fin de llegar a asemejarse del todo al Padre del cielo. De no ser así, si actuamos como lo hacen los paganos y descreídos, ¡vaya gracia! Si pagamos con la misma moneda, quiere decir que no hemos renunciado a sus falsos valores. El hombre que se abre al Amor se vuelve generoso como el Dios de la creación; él mismo se fabrica la medida con la que será recompensado.

La continuación del discurso (6,39-49) se inicia con el anuncio de una parábola que, de hecho, no se expondrá hasta el final (vv. 47-49). Primero, formula una cuestión sirviéndose de un dicho proverbial: «¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego?... (6,39). El discípulo sólo puede llegar a ser guía de otros cuando alcanza la talla del maestro. Después viene una segunda cuestión: «¿Por qué te fijas en la mota del ojo de tu hermano y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?» (6,41): la manera de actuar revela la realidad interior del hombre (ceguera/hipocresía/opacidad o claridad de visión/frutos buenos/transparencia).

La tercera cuestión va al fondo del problema: «¿Por qué me invocáis: "¡Señor, Señor!", y no hacéis lo que os digo?» (6,46).

Jesús responde ahora con una parábola doble: «Todo el que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a indicar a quién se parece: se parece a un hombre que edificaba una casa...» (6,47); «en cambio, el que las escucha y no las pone por obra, se parece a uno que edificó una casa...» (6,49).