Reflexiones Bíblicas

San Lucas 14,15-24

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio: 

 

San Lucas 14,15-24

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: "¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!" Jesús le contestó: "Un hombre daba un gran banquete y convidó a muncha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado." Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir." El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de la casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos." El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entoces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete."

COMENTARIOS

La parábola del banquete del reino muestra cómo los que están empeñados exclusivamente en sus negocios ("compré un terreno, te ruego que me disculpes"), en el frenesí de su trabajo ("compré cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas") o en la exclusividad del círculo familiar, no pueden entrar a participar plena y gozosamente en la vida comunitaria. Esta exige una disponibilidad generosa y la aspiración de construir algo más grande que los pequeños negocios y trabajos familiares. Va de la mano con el "dejar todo" para servir al reino de Dios. Por estas razones, aquéllos que están empeñados en sus propias preocupaciones sin mirar el horizonte de los pueblos, sin valorar las utopías históricas, no están aptos para participar del banquete del reino. Este necesita de una apertura a todos los seres humanos y a todos los ideales de humanización. Por esto, los invitados son aquéllos que tienen realmente esperanza histórica y confían en que pueden construir la nueva casa del Señor. Esta es un proyecto alternativo, un mundo donde no hay excluidos y donde lo importante no es la productividad ni el lucro, sino la máxima expresión de la Creación: el ser humano, que es el centro de la acción de Dios en el mundo.