Reflexiones Bíblicas

San Mateo 9,27-31

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio:  

 San Mateo 9,27-31:

En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando: "Ten compasión de nosotros, hijo de David." Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: "¿Creéis que puedo hacerlo?" Contestaron: "Sí, Señor." Entonces les tocó los ojos, diciendo: "Que os suceda conforme a vuestra fe." Y se les abrieron los ojos.

Jesús les ordenó severamente: "¡Cuidado con que lo sepa alguien!" Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.

COMENTARIOS

Estos dos personajes del evangelio representan a una comunidad que todavía no reconoce en la presencia de Jesús la acción de Dios. Ellos, destinados a seguir y anunciar a Jesús, son un signo elocuente de nuestra vivencia de fe enceguecida por tantos caprichos que nos empobrecen y no nos dejan ser cada día más humanos y hermanos.

Nosotros podemos ser esos ciegos que van detrás del Maestro suplicando algo de luz para nuestra vida. El milagro de Dios nos compromete a divulgar su luz en medio del mundo tan lleno de sombras y muerte. Lo único certero, por lo que deberían evaluarnos, después del amor, sería nuestra confianza ciega en seguir y actuar conforme al mensaje del Evangelio en la vida; ser signo de luz que testimonie la presencia de Jesús en ella. Recobrar la vista es estar destinados a encontrar la Luz y seguir a Jesús.

La luz, ese símbolo básico de lo humano, permite descubrir y superar nuestra propia realidad de oscuridad, como paso obligado para crecer en humanidad. Pasar de la oscuridad a la luz en el campo de la fe, incluye poder ver por uno mismo, poder iluminar a otros y encontrar senderos que alumbren toda vida humana.