Reflexiones Bíblicas

San Mateo 9,35-10,1.6-8

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio:  

San Mateo 9,35-10,1.6-8

En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies." Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.

A estos doce los envió con estas instrucciones: "Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis."

COMENTARIOS

Podemos encontrar en el evangelio de hoy tres partes: La primera describe las necesidades del pueblo por las cuales Jesús siente compasión (9,35-38); la segunda habla del llamado que el Maestro hace a un grupo de personas concretas para que asuman el compromiso misionero que les va a proponer (10,1-4). La tercera expresa por boca de Jesús las primeras recomendaciones al grupo de discípulos que ha llamado para que den testimonio del reino como proyecto de nueva humanidad (10,5-8).

La misión de Jesús y de los futuros misioneros está estrechamente ligada a la vida de los pobres. El Señor hizo opción abierta por los pobres; a ellos dedicó gran parte de su misión, hasta convertirlos en ciudadanos privilegiados del reino. Los pobres, los desheredados de las oportunidades básicas para vivir, deben ser también para nosotros un referente que nos permita concretar la misión de servir a la causa de Jesús, y una exigencia de construir con ellos alternativas de dignidad humana. Los pobres son los mejores maestros de vida en la comprensión del mensaje del Mesías. Ellos, que son la mayoría de la humanidad, nos indican un camino seguro para construir el reino.