Reflexiones Bíblicas

San Lucas 6,36-38

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

 

Evangelio:  

 

San Lucas 6,36-38


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros."


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El gozo del perdón va por etapas: primero, experimentando la compasión, que según el concepto del Evangelio es "sentir-con-el-otro", la carencia, la necesidad de sanar su interior; Jesús subraya, "como es compasivo el Padre de ustedes". El segundo momento que involucra la dádiva del perdón es no juzgar, ni condenar; en sentido estricto, ni siquiera Dios mismo juzga ni condena. Esa es nuestra más frecuente actitud, juzgar y por ahí mismo condenar. Esa actitud no es divina y, por tanto, tampoco puede ser nuestra; ¿de dónde, pues, inventamos que nosotros tenemos potestad para ello?
Finalmente, siguiendo los pasos que sugiere Jesús, perdonar para ser perdonados. La mayor parte de nuestra vida gira en torno a esta necesidad de mantener saneada nuestra conciencia y nuestras relaciones con los demás. Podría uno decir que en las relaciones con los otros, el termómetro que mide el grado de verdad, el grado de crecimiento y hasta de humanización de dichas relaciones, es la capacidad de perdonar o la incapacidad de pedir perdón y también de otorgarlo. En la observación simple y desprevenida, uno puede observar que muchas, veces quien más necesitado vive del perdón, es casi siempre el más esquivo y duro para perdonar.