Reflexiones Bíblicas

Domingo de Ramos, Ciclo B

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Isaías 50,4-7: Filipenses 2,6-11: Marcos 14,1-15.47: 

La Palabra de Dios hoy es una palabra "densa" por su enorme carga existencial. No se trata de una declaración de principios y verdades sino de "teología narrativa", narración viva del misterio de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Es la historia de la fidelidad hasta la muerte, de la fe en el Dios de la vida, de la solidaridad con la humanidad sufriente. Las tres lecturas ofrecen "la imagen cristiana de Dios encarnado", el Dios que se hermana con la humanidad dolorida, la de antes, la de entonces, la de ahora.

"Lo que no se sufre no se ama". El Siervo de Yahvé, aprendiz desde el sufrimiento, tiene autoridad "para decir una palabra alentadora al cansado", porque participa de su dolor. Su palabra no es hueca ni dicha desde fuera.

El testimonio vivo de Cristo Jesús "que se despojó de sí mismo, tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo obedeciendo hasta la muerte y una muerte de cruz" (Flp 2,7-8) "Por eso Dios lo levantó sobre todo".

El domingo de Ramos es un día que invita a salir a la calle, a manifestar nuestra fe cristiana. Es fiesta, fiesta del pueblo cristiano, y la fiesta requiere participación pública, creatividad, expresividad… e identidad.

A los cristianos del siglo XXI nos cuesta confesar públicamente nuestra fe, en la vida normal. Vivimos una especie de "catolicismo anónimo", privado, aunque sea sociológicamente mayoritario. Es probable que ese mismo anonimato e individualismo se dé también en otras manifestaciones masivas. Al hombre postmoderno le cuesta definirse en lo concreto y singular, bien por la conciencia de la complejidad de las cosas y de los acontecimientos o por la resistencia a dejarse encasillar en una sociedad tan liberal como la nuestra. Es verdad que hay testimonios cristianos "vivos", que confiesan la fe en formas de vida, de participación, de colaboración, de entrega, de servicio desinteresado, de compañía, de amistad....por encima de los colores y por encima de las ideologías. 

¡Que los ramos tampoco oculten a la persona de Jesús, Dios y hombre verdadero!