Reflexiones Bíblicas

Domingo III de Pascua, Ciclo B

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Hechos 3,13-15.17-19: 1ª Juan 2,1-5: Lucas 24,35-48:

1ªJUAN. El creyente, expuesto a las tentaciones, rupturas y caídas no tiene por qué sentirse condenado eternamente al fracaso o a la separación de Dios. San Juan nos da hoy en su Primera Carta el anuncio gozoso del perdón y de la reconciliación consigo mismo y con Dios. El cristiano está invitado por vocación a vivir la santidad; sin embargo, las infidelidades a esta vocación no son motivo de rechazo definitivo por parte de Dios, más bien son motivo de su amor y su misericordia, al tiempo que son un motivo esperanzador para el cristiano, para mantener una actitud de sincera conversión.

LUCAS. De "profetas de desgracias" hay que pasar, aconsejaba el buen papa Juan XXIII.

Tendríamos que preguntarnos si nos falta frescura y alegría en nuestra pastoral, en nuestras celebraciones, en nuestro testimonio. ¿Se trasluce en nuestro rostro la fe en la resurrección de Jesús? ¿Tenemos cara de hacer sido alcanzados por la experiencia de la resurrección?

Vivimos tiempos de miedo generalizado aunque nos neguemos a confesarlo: miedo a perder la propia tranquilidad y nivel de vida, miedo al diferente, miedo al futuro. Se ponen verjas y sistemas de seguridad, se hacen guerras preventivas contra hipotéticos enemigos que pueden tener armas, se ponen vallas a los emigrantes que vienen de África, etc.

Más miedo y vergüenza deberían darnos los mil cien millones de personas que sobreviven con menos de un dólar diario y los ochocientos millones de hombres y mujeres que no tienen comida para sobrevivir, mientras que el 70% de la riqueza del planeta está en manos del 10% de la población mundial. ¿De qué tenemos miedo? "No tengais miedo, ellos sólo tienen dinero, poder, armas... pero no la razón. Yo he vencido al mundo".

Contra el miedo, los cristianos tenemos que ofrecer pan bien repartido, alegría y denuncia valiente de la injusticia.