Reflexiones Bíblicas
Miércoles de Ceniza, Ciclo A
Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J
INTRODUCCIÓN A LAS LECTURAS
Joel 2,12-18
"Ahora -oráculo del Señor- convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con
llanto, con luto. Rasgad los corazones y no las vestiduras; convertíos al Señor,
Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en
piedad; y se arrepiente de las amenazas." Quizá se arrepienta y nos deje todavía
su bendición, la ofrenda, la libación para el Señor, vuestro Dios.
Tocad la trompeta en Sión, proclamad el ayuno, convocad la reunión. Congregad al
pueblo, santificad la asamblea, reunid a los ancianos. Congregad a muchachos y
niños de pecho. Salga el esposo de la alcoba, la esposa del tálamo. Entre el
atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: "Perdona,
Señor, a tu pueblo; no entregues tu heredad al oprobio, no la dominen los
gentiles; no se diga entre las naciones: ¿Dónde está su Dios? El Señor tenga
celos por su tierra, y perdone a su pueblo."
Salmo responsorial: 50
R/Misericordia, Señor: hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión borra mi
culpa; / lava del todo mi delito, / limpia mi pecado. R.
Pues yo reconozco mi culpa, / tengo siempre presente mi pecado: / contra ti,
contra ti sólo pequé, / cometí la maldad que aborreces. R.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, / renuévame por dentro con espíritu firme;
/ no me arrojes lejos de tu rostro, / no me quites tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación, / afiánzame con espíritu generoso. /
Señor, me abrirás los labios, / y mi boca proclamará tu alabanza. R.
2Corintios 5,20-6,2
Hermanos: Nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os
exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis
con Dios. Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para
que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios. Secundando su
obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice:
"En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda"; pues
mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación.
Mateo 6,1-6.16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuidad de no practicar vuestra
justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no
tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna,
no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las
sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os
aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no
sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en
secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en
las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os
aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu
aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu
Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.
Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara
para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu
ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre,
que ve en lo escondido, te recompensará."
COMENTARIOS
Desde los orígenes, la Cuaresma se ha vivido como un tiempo de preparación
inmediata al bautismo, el cual se administraba solemnemente durante la Vigilia
pascual. La Cuaresma entera se vivía como un caminar hacia el encuentro con
Cristo, como inmersión en Cristo, como una vida nueva. Nosotros ya estamos
bautizados, pero no siempre dejamos que el bautismo actúe en nuestra vida
cotidiana. Por eso la Cuaresma es un nuevo catecumenado por el cual nos
dirigimos otra vez hacia nuestro bautismo, para redescubrirlo, para volverlo a
vivir en profundidad, para llegar de nuevo a ser verdaderos cristianos. Es,
pues, una ocasión para "volver-a-ser" de nuevo cristianos, a través de un
proceso constante de cambio interior y de progreso en el conocimiento y amor de
Cristo.
Nunca la conversión se hace de una vez para siempre, sino que es un proceso, un
camino interior que dura toda la vida. Este itinerario de conversión evangélica
no puede quedar limitado a un período particular del año; es un camino de cada
día que debe abrazar la globalidad de la existencia, todos los días de nuestra
vida… Convertirse ¿qué es en realidad? Convertirse es buscar a Dios, caminar con
Dios, seguir dócilmente las enseñazas de su Hijo Jesucristo; no es, de ninguna
manera, un esfuerzo de auto-realización, porque el ser humano no es el
arquitecto de su propio destino eterno. No nos hemos hecho a nosotros mismos.
Por eso la realización personal es, en realidad, una contradicción, e incluso es
poco para nosotros. Tenemos un destino más elevado. Podríamos decir que la
conversión consiste, precisamente, en no considerarnos como el "creador" de
nosotros mismos y, por aquí, descubrir la verdad, puesto que nosotros no somos
nuestros propios autores. La conversión consiste en la libre y amorosa
aceptación de nuestra total dependencia de Dios, nuestro verdadero Creador, una
dependencia de amor. No es un obstáculo, es la libertad.
Papa Benedicto XVI