Reflexiones Bíblicas

XV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

Isaías 55,10-11

Así dice el Señor: "Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo."

Salmo responsorial: 64

R/La semilla cayó en tierra buena y dio fruto.

Tú cuidas de la tierra, la riegas / y la enriqueces sin medida; / la acequia de Dios va llena de agua, / preparas los trigales. R.

Riegas los surcos, igualas los terrones, / tu llovizna los deja mullidos, / bendices sus brotes. R.

Coronas el año con tus bienes, / tus carriles rezuman abundancia; / rezuman los pastos del páramo, / y las colinas se orlan de alegría. R.

Las praderas se cubren de rebaños, / y los valles se visten de mieses, / que aclaman y cantan. R.

Romanos 8,18-23

Hermanos: Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.

Mateo 13,1-23

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló mucho rato en parábolas: "Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga."

ISAÍAS. Isaías nos presenta una comparación que subraya el papel fundamental de la palabra de Dios. La palabra de Dios es la lluvia que hace fecundos incluso los terrenos más áridos y duros. Se describe todo el ciclo completo del agua, desde su precipitación como gotas en las nubes, pasando por su acción benéfica en el terreno cultivado, hasta su retorno al cielo, lista para emprender de nuevo su cometido. De igual forma la palabra de Dios, que parte de la boca de Dios, hace fértil el campo cultivado y realiza el cometido para el que fue enviada.

De este modo la comparación resalta dos elementos muy importantes: la palabra se dirige a los ‘terrenos cultivados’ donde la semilla ya reposa y la palabra retorna a su fuente de origen.

EVANGELIO. En esta parábola los elementos decisivos son la excelente calidad de la semilla y la disposición del terreno. El sembrador lanza una semilla de excelente calidad y lo hace con la generosidad y esperanza de quien ama su campo de cultivo. No ahorra esfuerzo ni semillas; las coloca incluso en lugares en donde no cabría esperar ningún resultado ya que su interés no es conservar sino esperar que esa semilla haga fructificar todos los sectores de su parcela. El otro elemento decisivo, el terreno, responde de diferente manera según la ‘calidad’ de la tierra. La buena disposición de cada pedazo de la parcela constituye el factor desicivo para el éxito de la empresa. La semilla es buena, pero no siempre el terreno que responde de manera desigual.

¿Cómo preparar la tierra para que el Señor cultive su Palabra en nosotros?

- Fomentando la esperanza, cultivando los valores del evangelio: la fraternidad, la misericordia, la paz, la resistencia, la solidaridad con el dolor de otros.

- Asumiendo el sufrimiento: resistir en tiempos de inclemencia e invierno mientras que la planta arraiga firmemente en la tierra; alumbrar lo nuevo supone esfuerzo, sacrificio.

- Convirtiendo la dificultad en oportunidad; tal vez en la dificultad se nos revele la antesala de un parto y el alumbramiento de una nueva vida; ciertamente el dolor ayudará a ser más humanos, más sensibles, más comprensivos, más humildes ante los hombres y ante Dios.

- Cultivando el agradecimiento y la alegría, porque todo es gracia.