Reflexiones Bíblicas

Solemnidad de Todos los Santos

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

Apocalipsis 7,2-4.9-14

Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar, diciéndoles: "No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que marquemos en la frente a los siervos de nuestro Dios." Oí también el número de los marcados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.

Después esto apareció en la visión una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritaban con voz potente: "¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!" Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y rindieron homenaje a Dios, diciendo: "Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén."

Y uno de los ancianos me dijo: "Ésos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?" Yo le respondí: "Señor mío, tú lo sabrás." Él me respondió: "Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero."

Salmo responsorial: 23

R/Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, / el orbe y todos sus habitantes: / él la fundó sobre los mares, / él la afianzó sobre los ríos. R.

¿Quién puede subir al monte del Señor? / ¿Quién puede estar en el recinto sacro? / El hombre de manos inocentes / y puro corazón, / que no confía en los ídolos. R.

Ése recibirá la bendición del Señor, / le hará justicia el Dios de salvación. / Éste es el grupo que busca al Señor, / que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R.

1Juan 3,1-3

Queridos hermanos: Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él, se purifica a sí mismo, como él es puro.

Mateo 5,1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo."

COMENTARIOS

EVANGELIO. Este evangelio sirve para definir las características exigidas a toda la sociedad que quiera colocar su fundamento en el amor, y que desee presentarse como alternativa a las sociedades que se fundamentan sobre el egoísmo humano. Se trata de definir un "espacio", "un ámbito" en que se pueda realizar una vida en comunión con Dios de los que "no sólo se llaman sino que son hijos de Dios" , la creación de un ámbito de un culto auténtico al que puede integrarse toda persona que tenga "manos inocentes y puro corazón" y de los que pueden estar "de pie ante el trono y ante el Cordero".

En vistas a constituir esta nueva sociedad, Jesús proclama las bienaventuranzas, único medio de poder alcanzar una relación auténtica entre los seres humanos. En el fondo, consiste en una opción decidida por el proyecto de Jesús, que concreta la felicidad de quien es perseguido por la justicia, de los discípulos "perseguidos" por Jesús.

Esta opción tiene consecuencias negativas en el presente. Sobre los que se deciden por este tipo de vida se desencadena el "sufrimiento", la impotencia propia de los "sometidos", "el hambre y la sed", reflejos de la ausencia de la justicia. Pero en esas carencias, Dios está actuando para el cambio de la situación, y a ellos corresponderá "el consuelo", el "heredar la tierra" y el "ser satisfechos", frutos de la acción divina.

Por otra parte, se promete la plenificación de una vida realizada en "misericordia", "limpieza de corazón" y "trabajo por la paz". Dicha vida se sitúa en un ámbito que asegura la comunión con Dios, y, de esa forma, tales sujetos "alcanzarán misericordia", gozarán de "visión" divina y pertenecerán a la misma familia de Dios. "A ésos Dios los va a llamar hijos suyos".

La comunidad cristiana está llamada a ser signo de otros valores, los únicos que pueden satisfacer los anhelos más profundos del ser humano. La comunión con los pobres y los perseguidos surge del mismo seguimiento de Jesús y en ella se juega la fidelidad al proyecto divino.