Reflexiones Bíblicas

XXXI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

Malaquías 1,14b-2,2b.8-10

"Yo soy el Gran Rey, y mi nombre es respetado en las naciones -dice el Señor de los ejércitos-. Y ahora os toca a vosotros, sacerdotes. Si no obedecéis y no os proponéis dar gloria a mi nombre -dice el Señor de los ejércitos-, os enviaré mi maldición. Os apartasteis del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la ley, habéis invalidado mi alianza con Leví -dice el Señor de los ejércitos-. Pues yo os haré despreciables y viles ante el pueblo, por no haber guardado mis caminos, y porque os fijáis en las personas al aplicar la ley. ¿No tenemos todos un solo padre? ¿No nos creó el mismo Señor? ¿Por qué, pues, el hombre despoja a su prójimo, profanando la alianza de nuestros padres?"

Salmo responsorial: 130

R/Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.

Señor, mi corazón no es ambicioso, / ni mis ojos altaneros; / no pretendo grandezas / que superan mi capacidad. R.

Sino que acallo y modero mis deseos, / como un niño en brazos de su madre. R.

Espere Israel en el Señor / ahora y por siempre. R.

1Tesalonicenses 2,7b-9.13

Hermanos: Os tratamos con delicadeza, como una madre cuida de sus hijos. Os teníamos tanto cariño que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor. Recordad si no, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. Ésta es la razón por la que no cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes.

Mateo 23,1-12

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."

COMENTARIOS

MALAQUÍAS. En el texto que hoy nos ocupa encontramos una fuerte crítica a los sacerdotes. A ellos se les recriminan viejos pecados, que siguen estando muy presentes: abandonan sus obligaciones, razón de su ministerio. Su misión es proclamar, en nombre de todo el pueblo, la grandeza de Dios, ofrecer el culto digno que Él requiere. No traerán sobre ellos ni sobre el pueblo la bendición esperada y tantas veces pedida, sino la maldición.

Habremos de ser, sin duda, los sacerdotes de hoy los primeros en dejarnos interpelar por estas palabras porque tal vez hayamos sido piedra de tropiezo para la comunidad y hayamos puesto cargas inhumanas sobre los hombros de los demás. Pero son palabras universales que interpelan a todos para purificarnos del ambiente que nos lleva a preocuparnos de las formas y convencionalismos, de las discriminaciones y desigualdades.

EVANGELIO. Jesús se dirige a fariseos y escribas, guardianes de la ortodoxia e intérpretes de la ley.

En un clima abiertamente polémico, hace una doble denuncia: - en primer lugar, la hipocresía e incoherencia de vida; "dicen y no hacen", atan pesadas cargas a los hombros de los demás, pero no hacen nada por echar una mano; expertos en la teoría pero negados en el examen práctico. - Y en segundo lugar, la búsqueda de sí mismos el exhibicionismo y conducta ostentosa y el deseo solapado de poder. "Hacen las cosas para ser vistos". Critica la dicotomía entre la enseñanza y la práctica, entre la verdad y las apariencias. Todos llevamos dentro un fariseo. Todos estamos habitados por esta estructura de fondo criticada: la disociación entre lo que digo y lo que hago, el gusto por la apariencia, la vanagloria y la adulación.

Jesús, en segundo lugar, hace una propuesta. El verdadero discípulo, el de entonces y el de hoy, cada uno en particular y la comunidad en cuanto tal, exhibe unos rasgos definidos: -"A nadie llaméis padre vuestro en la tierra, porque uno sólo es vuestro Padre, el del cielo"…. "y todos vosotros sois hermanos"; -"No os dejéis llamar maestro ni consejero porque uno solo es consejero" y todos los demás discípulos y buscadores de la verdad; -"el primero de vosotros será servidor". Sólo desde la humildad y servicio, con los ojos puestos en Jesús, evitaremos comportamientos arrogantes, teatrales y presuntuosos con los más débiles. Es necesario que todos escuchemos hoy: "Uno solo es vuestro Señor, Cristo".