Reflexiones Bíblicas

XXXIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Solemnidad de Cristo Rey

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

Ezequiel 34,11-12.15-17

Así dice el Señor Dios: "Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear -oráculo del Señor Dios-. Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor: Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío."

Salmo responsorial: 22

R/El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta: / en verdes praderas me hace recostar. R.

Me conduce hacia fuentes tranquilas / y repara mis fuerzas; / me guía por el sendero justo, / por el honor de su nombre. R.

Preparas una mesa ante mí, / enfrente de mis enemigos; / me unges la cabeza con perfume, / y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan / todos los días de mi vida, / y habitaré en la casa del Señor / por años sin término. R.

1Corintios 15,20-26.28

Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos.

Mateo 25,31-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."

Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de deber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna."

COMENTARIOS

EZEQUIEL. El profeta anuncia que Dios mismo, y no ningún intermediario fraudulento, será quien pastoree a su pueblo. Comenzará su pastoreo buscando a las que están perdidas. Congregará el rebaño. Salvará a todas de los peligros que han corrido y que aún siguen corriendo. Las guiará a verdes pastos donde puedan vivir en paz y al abrigo de saqueadores y predadores. "Yo mismo apacentaré mis ovejas". Las débiles y enfermas encontrarán en el Señor unos fuertes brazos que las sostendrán en el camino, y un poderoso defensor que las librará de las fauces de las alimañas. Y, como en el rebaño no todas las ovejas son dignas de seguir en él, juzgará a cada oveja.

Aunque en nuestro texto no se habla de él, el c 34 termina anunciando a un pastor que el Señor suscitará en su pueblo: un nuevo David, es decir, un mesías-pastor. Por medio de él, el verdadero pastor del rebaño establecerá con las ovejas una alianza de paz. El pueblo podrá vivir seguro bajo la protección de este nuevo pastor fiel. La tierra entera gozará de una gran armonía; los campos fructificarán y ya no habrá más hambre. Así será el gobierno de Dios en medio del pueblo, como el de un verdadero y buen pastor con su rebaño.

EVANGELIO. Un hecho se impone con toda evidencia en la historia de Jesús: su amor y ternura infinita en beneficio de los humanos, misericordia y compasión sobre todo con los débiles. Su cercanía benevolente con los abatidos, su condescendencia con los pecadores; se le revuelven las entrañas ante el sufrimiento humano, tanto físico como moral, tratando de extirparlo en nombre y en el puesto de Dios y adoptando entre los humanos las mismas actitudes divinas.

Si algo llamativo y decisivo hizo Jesús a lo largo de su existencia terrena no fue sólo mostrarnos el verdadero rostro de Dios; también el auténtico rostro de los afligidos, practicando con ellos las obras de misericordia mediante el aliento, el consuelo y el perdón en su ayuda más práctica. Lo hizo prestando su cuerpo al Altísimo y obrando en su lugar como un auténtico hombre. Por eso Jesús quiere que los suyos colaboremos ahora en su misma tarea, que practiquemos las obras de misericordia, con los que tienen hambre dándoles de comer, con los que tienen sed acercándoles bebida, y abriendo a la libertad a los que están privados de ella, ya que se identifica con todos los dolientes de la tierra. No hay dolor que no encuentre eco en su corazón; por eso nos invita a sus seguidores a que le prestemos las manos, la boca, los pies; y a que en lugar de Dios y en el nombre de su Cristo transparentemos la misericordia divina en un ámbito inhumano.

Esto es lo que desea el Hijo del Hombre de los hombres, sus hermanos: que manifiesten en este mundo cruel y fratricida un nuevo tipo de hombre, como Él es y ha mostrado con su palabra y ejemplo; que trabajen sin descanso por la formación de una sociedad nueva, donde los derechos de los desamparados tengan prioridad absoluta y se busque extirpar el dolor ajeno aun a costa del propio.

El evangelista cierra así con notable maestría y habilidad las enseñanzas del que se acredita con toda verdad como el maestro de la iglesia y de la humanidad entera y nos apremia con toda seriedad. Lo decisivo consiste en la praxis del amor efectivo al desvalido.