Reflexiones Bíblicas

Fiesta. Bautismo del Señor

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J   

 

Isaías 42,1-4.6-7

Así dice el Señor: "Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas."

Salmo responsorial: 28

R/El Señor bendice a su pueblo con la paz.

Hijos de Dios, aclamad al Señor, / aclamad la gloria del nombre del Señor, / postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R.

La voz del Señor sobre las aguas, / el Señor sobre las aguas torrenciales. / La voz del Señor es potente, / la voz del Señor es magnífica. R.

El Dios de la gloria ha tronado. / En su templo un grito unánime: "¡Gloria!" / El Señor se sienta por encima del aguacero, / el Señor se sienta como rey eterno. R.

Hechos de los apóstoles 10, 34-38

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: "Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él."

Marcos 1,7-11

En aquel tiempo, proclamaba Juan: "Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo." Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: "Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto."

COMENTARIOS

ISAÍAS. En la visión bíblica, Dios presenta a su siervo como el escogido para anunciar e implantar la justicia en la tierra. Esa justicia será la luz para todas las naciones, y establecerá la alianza de Dios con todos los pueblos.

Obviamente, no podemos atribuirle a Isaías que estuviera pensando en Jesús precisamente como ese siervo escogido, pero la visión utópica de Isaías casa muy bien lo que el mismo Jesús vivió y anunció. La efusión del Espíritu con que sueña Isaías, de alguna manera se cumplirá en Jesús, y deberá llevar la paz y la justicia a las naciones, de forma discreta, humilde, como una ofrenda de Dios mismo a toda la humanidad, y con fuerza efectiva.

En el poema que nos presenta la lectura de hoy podemos diferenciar claramente dos momentos: En el primer momento Dios hace la presentación del siervo; la misión del Siervo es hacer surgir el derecho, y para la Biblia el "derecho" ("mispat") es la acción que restablece el orden perturbado de una comunidad. La fuerza no está en el propio siervo sino en el Señor que lo sostiene y en su espíritu que lo empuja.

En el segundo momento, el propio siervo pasa a ser directamente el interlocutor de Dios quien le indica personalmente su misión. Es el encargado de enmendar la tentación a la que sucumbió Israel, ser "un pueblo como los demás", y devolverle a su verdadera misión: ser la referencia de algo distinto, del sueño de Dios para los hombres.

Es como un volver a empezar de nuevo; se está fraguando algo que tiene que ver con una nueva creación. Este nuevo Adán retoma el proyecto frustrado la primera vez, y, esta vez sí, de la mano de Dios y sostenido por Él y por su espíritu, va a ser el encargado de enmendar los efectos del pecado y de esparcir la misericordia de Dios para los que sufren.

EVANGELIO. El bautismo de Jesús inaugura su vida pública y contiene en potencia todo el itinerario que deberá recorrer. Parece un dato histórico cierto: Jesús se siente conmovido por la predicación de Juan, y acude a recibir su «bautismo», con un rito de «inmersión» en las aguas del Jordán, un rito casi universal que significa una decisión radical de entrega a una Causa, por la que uno se declara ya decidido a dar la vida. Jesús, con la coherencia de su vida, hará homenaje a su decisión de hacerse bautizar por Juan.

El bautismo no sólo se sitúa en el camino de la propia aventura espiritual, sino que implica una responsabilidad para con los demás, una misión universal: la construcción de un mundo nuevo. El bautizado cristiano, como «seguidor», como inspirado por el Jesús que se hizo bautizar por Juan muy conscientemente, muy adulto, está llamado a ser, con Él, salvador de la humanidad y de la creación.