Reflexiones Bíblicas

Domingo XXV del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Sabiduría 2, 12. 17-20

Se dijeron los impíos: "Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él."

Salmo responsorial: 53

R/El Señor sostiene mi vida.

Oh Dios, sálvame por tu nombre, / sal por mí con tu poder. / Oh Dios, escucha mi súplica, / atiende mis palabras. R.

Porque unos insolentes se alzan contra mí, / y hombres violentos me persiguen a muerte, / sin tener presente a Dios. R.

Pero Dios es mi auxilio, / el Señor sostiene mi vida. / Te ofreceré un sacrificio voluntario, / dando gracias a tu nombre, que es bueno. R.

Santiago 3, 16-4, 3

Queridos hermanos: Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante y sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. ¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros?¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones.

Marcos 9, 30-37

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará." Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutíais por el camino?" Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó llamó a los Doce y les dijo: "Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos." Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: "El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado."

COMENTARIOS

SABIDURÍA. La vida cotidiana enseña al creyente que son muchas las injusticias que, habiéndose realizado ocultamente, sus hacedores quedan absolutamente impunes. Incluso las que resultan evidentes. Los que confían en Dios aguardan una acción divina oportuna que repare la afrenta. Esto raramente sucede o, al menos, no queda claro cómo y cuándo sucede. Y para complicar más las cosas, la mayoría de las veces confundimos venganza con justicia divina. Esperando de Dios más lo primero que lo segundo.

La justicia divina es la que busca tornar el mal recibido por un bien transformador. Como diría Ezequiel seis siglos antes de la llegada de Jesús, Dios no busca la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.

En el evangelio de hoy, Jesús señala su muerte prematura e injusta. Muerte que, como se verá más tarde, será fuente de gracia y salvación incluso para sus ejecutores.

MARCOS. En el evangelio de Marcos, el «camino» representa el itinerario de formación de un buen discípulo. Jesús quiere un grupo de personas responsables que sean capaces de asumir un proyecto. Por esta razón, sus esfuerzos se concentran en la enseñanza de sus seguidores.

Jesús retoma la discusión de los discípulos que estaban concentrados, no en su enseñanza, sino en la repartición de los cargos burocráticos de un hipotético gobierno, y reconduce la discusión mediante un ejemplo tomado de la vida diaria. El «niño» era una de las criaturas más insignificantes de la cultura antigua. Jesús coloca a uno de esos pequeños en medio de ellos y muestra cómo el presente y el futuro de la comunidad está en colocar en el centro las personas más postergadas y simples. Sólo así la comunidad es una alternativa ante el «mundo», que ya sabe poner en el centro a las personas adineradas. La novedad de Jesús consiste en hacer grande lo pequeño, lo doméstico e insignificante.

Una sociedad que mira sólo por los de arriba –o en la que las decisiones la toman los que están arriba o miran por los intereses de los de arriba- no garantiza ni el Reino ni la Vida; ésta sólo puede sobrevivir en un mundo que desde abajo mire por los de abajo, los que no tienen derechos.