Reflexiones Bíblicas

Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Daniel 7, 13-14

Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.

Salmo responsorial: 92

R/El Señor reina, vestido de majestad.

El Señor reina, vestido de majestad, / el Señor, vestido y ceñido de poder. R. Así está firme el orbe y no vacila. / Tu trono está firme desde siempre, / y tú eres eterno. R. Tus mandatos son fieles y seguros; / la santidad es el adorno de tu casa, / Señor, por días sin término. R.

Apocalipsis 1, 5-8

Jesucristo es el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos, el príncipe de los reyes de la tierra. Aquel que nos amó, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios, su Padre. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. Mirad: Él viene en las nubes. Todo ojo lo verá; también los que lo atravesaron. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán por su causa. Sí. Amén. Dice el Señor Dios: "Yo soy el Alfa y la Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso."

Juan 18, 33b-37

En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Jesús le contestó: "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?" Pilato replicó: "¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?" Jesús le contestó: "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí." Pilato le dijo: "Conque, ¿tú eres rey?" Jesús le contestó: "Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz."

COMENTARIOS

DANIEL. Leeremos el pasaje de Daniel en donde uno, como hijo de hombre recibe de parte del anciano el poder y la soberanía universal.

"Hijo de hombre": una expresión semita que se emplea para designar a los miembros de la especie humana. Normalmente tiene el mismo sentido que la palabra "hombre" (’adam).

A este "hombre", que avanza hasta el anciano y llega ante él, se le dio poder, honor y reino; todos los pueblos le servirán, y su poder es eterno, su reino no cesará. En el mundo semita, al que pertenece Israel, se conocía en el s. VII a.C. una figura humana primordial que tenía condición regia. Por una parte estaba vinculado a la divinidad, al Dios de Israel en este caso, y por otro, en cuanto "hijo de hombre", representaba a la humanidad en su conjunto. La interpretación aquí de esta figura es compleja. Pasados los siglos se identificará con el Mesías, al menos en algunos grupos judíos del s. I. Jesús mismo se identificará con ella en alguna ocasión. Recibe el poder para siempre.

JUAN. El evangelista deja claro en qué consiste la dimensión mesiánica y real de Jesús. No se trata de un rey al estilo de los reinados temporales, sino de un rey desde la entrega, desde el servicio al proyecto del Padre, que es ante todo la justicia. Esa es la verdad para Juan; el proyecto del Padre encarnado en Jesús.

Desafortunadamente, con el correr del tiempo, algunas corrientes cristológicas defienden una dimensión «espiritual» del reinado de Jesús. Según eso, «mi reinado no es de este mundo» desconecta a Jesús y su evangelio de todo compromiso y de todo contacto con el orden temporal. De esta realidad concreta que vivimos. Y lo transfiere a un mundo «espiritual» o simplemente, a aquel «mundo de las ideas» de Platón.

Si proyectamos el reinado de Jesús a una categoría extramundana, es dejar de reconocer su compromiso y su incidencia en los asuntos del diario vivir durante todo su ministerio público, desde Galilea hasta Jerusalén.Si hubiera sido de carácter «espiritual», no se hubiera visto enfrentado a las autoridades Judías; es más, desde una cueva en el desierto hubiera podido decir lo que tenía que decir.