Reflexiones Bíblicas

Domingo II del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Isaías 62, 1-5

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán "Abandonada", ni a tu tierra "Devastada"; a ti te llamarán "Mi favorita", y a tu tierra "Desposada", porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.

Salmo responsorial: 95

R/Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre. R. Proclamad día tras día su victoria, contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R. Familias de los pueblos, aclamad al Señor, aclamad la gloria y el poder del Señor, aclamad la gloria del nombre del Señor. R. Postraos ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda. Decid a los pueblos: "El Señor es rey, él gobierna a los pueblos rectamente." R.

1Corintios 12, 4-11

Hermanos: Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste le han concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas. El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece.

Juan 2, 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: "No les queda vino." Jesús le contestó: "Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora." Su madre dijo a los sirvientes: "Haced lo que él diga." Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: "Llenad las tinajas de agua." Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: "Sacad ahora y llevádselo al mayordomo." Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: "Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora." Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.

COMENTARIOS

ISAÍAS. En la relación de Dios con su pueblo ha habido hasta ahora de todo; es una franja roja, de amor y de abrazo, que recorre nuestra historia personal y colectiva: Dios amando y perdonando, llamando y dejándose ver, rondando y haciendo vela a la ventana nuestra de cada día… Como un novio, como una novia, como un esposo, como una esposa…

La primera lectura es una vigorosa declaración de amor y las imágenes indican un profundo apasionamiento. Este amor de Dios es lo que nos da altura y nobleza; por este amor somos lo que somos y está anunciado lo que seremos. Es un amor que reclama una alianza nueva, viva y fervorosamente mantenida.

Una vez más, estas palabras proféticas nos hablan del profundo cariño que Dios tiene por sus fieles. Nada ni nadie puede apartarlo de ellos; y mucho menos en la desgracia. La imagen esponsal es con razón un buen símil para expresarlo. En torno a ella se agrupan ideas y vivencias como fidelidad, cariño, alegría, compasión, perdón, esperanza...

JUAN. Para la plena comprensión del pasaje de las bodas de Caná, se debe partir desde su final: "Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él". Porque la manifestación de la gloria de Dios se da para que sea acogida por el ser humano.

La presente "señal" se sitúa en un banquete de bodas. La mención del agua de la purificación significa la búsqueda de una purificación personal. Su conversión en vino es signo del encuentro gozoso con Dios presente en la historia de los seres humanos. "La señal" de Caná afirma que una adecuada religiosidad sólo encuentra su realización plena en la comunión con Dios y con los hermanos. Las bodas sirven para expresar la unidad de los esposos que en la fiesta y gracias al vino hacen partícipes de su comunión a los invitados.

La primera de las señales de Jesús realizada en Caná sitúa la gloria de Dios en el marco de las realidades cotidianas, en el banquete de una boda. Con ello invita a descubrir la cercanía de Dios en Jesús, dentro del marco de lo cotidiano de la existencia. Éste es el lugar en que debemos encontrar a Dios y dar la misma respuesta que los discípulos de Jesús que en Caná "creyeron en Él".