Reflexiones Bíblicas

Domingo XVI del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J 

 

 

INTRODUCCIÓN A LAS LECTURAS   

Génesis 18, 1-10a

En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. Alzó la vista y vio a tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, diciendo: "Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro siervo."

Contestaron: "Bien, haz lo que dices."

Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo: "Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza."

Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.

Después le dijeron: "¿Dónde está Sara, tu mujer?"

Contestó: "Aquí, en la tienda."

Añadió uno: "Cuando vuelva a ti, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo."

Salmo responsorial: 14

R/Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. R.

El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. R.

El que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. el que así obra nunca fallará. R.

Colosenses 1, 24-28

Hermanos: Ahora me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos.

A éstos ha querido Dios dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria.

Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo.

Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano."

Pero el Señor le contestó: "Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán."

COMENTARIOS

NESIS. Nuestra lectura de hoy recoge, aunque de modo incompleto, el anuncio divino a Abrahán de que pronto va a ser padre, su mujer concebirá un hijo, un descendiente que dará paso al cumplimiento de la promesa que el Señor le había hecho de hacer de él un gran pueblo.

La escena transcurre en un breve diálogo entre el patriarca y Dios, cuya presencia queda velada y desvelada en la visita de los tres misteriosos mensajeros: el Señor se apareció a Abrahán...

Al divisar a los viajeros, corre a su encuentro, y se prosterna ante ellos, conforme al estilo oriental; les ruega que no pasen de largo, que se detengan y reparen junto a él sus fuerzas. Les ofrece la acogida propia de la época y de las circunstancias, pero todo es poco para agasajar a los invitados.

Abrahán cumple, con diligencia y exquisitez, las sagradas leyes de la hospitalidad. Y del mismo modo, sus huéspedes le corresponden con un "regalo" propio de quienes son. Convenientemente acogido y generosamente agasajado, el Señor dará al patriarca el mejor don que podía esperar: él vive y anhela que se cumpla la promesa de tener un descendiente. Y esto es lo que ahora se le regala.

LUCAS.

Con Marta y María, Jesús nos interpela y nos llama a respetar la jerarquía de valores y a poner en su sitio la "opción por lo fundamental": ponernos a sus pies y escuchar su palabra. El exceso de preocupaciones nos lleva a olvidarnos de lo fundamental. Nuestro cristianismo se convierte así en un tímido cumplimiento de algunas obligaciones religiosas. En su camino, Jesús va formando a sus seguidores en las actitudes indispensables para llegar a ser verdaderos discípulos. Una de esas actitudes es la de escuchar su Palabra. Actitud que exige romper con el ritmo loco e interminable de la vida cotidiana para ponerse, serena y atentamente, a los pies del Maestro. Esta elección que a los ojos de la eficiencia puede parecer superficial e inútil, es una condición fundamental para llegar a ser un auténtico discípulo.

La Palabra de Dios está hecha: -para caminar con nosotros día a día, minuto a minuto; -para enseñarnos a vivir en comunidad la solidaridad que hace efectivo aquí y ahora el mensaje del evangelio; -para ayudarnos a escuchar el mensaje que Dios nos dirige en la difícil realidad de nuestros pueblos: en las inhumanas condiciones de las grandes ciudades, en la soledad y el aislamiento de los campos.







.