Reflexiones Bíblicas

Domingo XXVII del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J 

 

 

INTRODUCCIÓN A LAS LECTURAS      

Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4

¿Hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches?

¿Te gritaré: "Violencia", sin que me salves?

¿Por qué me haces ver desgracias, me muestras trabajos, violencias y catástrofes, surgen luchas, se alzan contiendas?

El Señor me respondió así: "Escribe la visión, grábala en tablillas, de modo que se lea de corrido.

La visión espera su momento, se acerca su término y no fallará; si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse.

El injusto tiene el alma hinchada, pero el justo vivirá por su fe."

Salmo responsorial: 94

R/Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón."

Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R.

Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R.

Ojalá escuchéis hoy su voz: "No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masa en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras." R.

2Timoteo 1, 6-8. 13-14

Querido hermano:

Reaviva el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio.

No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero.

Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios.

Ten delante la visión que yo te di con mis palabras sensatas y vive con fe y amor en Cristo Jesús.

Guarda este precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.

Lucas 17, 5-10

En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: "Auméntanos la fe." El Señor contestó: "Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería. Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: 'Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.""

COMENTARIOS

HABACUC. La imagen de Dios que nos transmite la fe no es la de un soberano déspota o un juez cruel, sino la de un Padre bueno que siempre está vuelto hacia los hombres con la inmensidad de su amor y con el incondicional reconocimiento de los valores humanos.

No considera a su criatura más querida como siervo sino como hijo. Pero el hijo de verdad, que conoce el corazón del Padre, no exige nada de Él. Sabe muy bien que siempre le recompensa más de lo justo. El hijo de verdad paga con amor lo que él recibe como amor sin medida.

Es precisamente en la experiencia del amor, donde mejor se descubre lo más verdadero de la justicia divina, que está por encima de la humana y trasciende sus planteamientos.

LUCAS. Dos enseñanzas complementarias se desprenden del evangelio de hoy. La primera tiene que ver con la eficacia de la fe. La segunda, aborda la auténtica disposición del creyente que practica en forma debida la fe como apertura al Dios de la salvación.

La morera, como la higuera, son símbolos de fecundidad en Israel. La higuera con muchas hojas, de bella apariencia, pero sin higos, es símbolo de la infecundidad de la institución judía, que no da su adhesión a Jesús. Los discípulos tienen fe, pero poca. Con fe, como un grano de mostaza, estarían en condiciones de "arrancar la morera (símbolo de Israel) y tirarla al mar". Con este lenguaje figurado indica Jesús cuál es la tarea del discípulo: romper con la institución judía, basada en el cumplimiento de la ley y eliminar el sistema de injusticia que representa esa institución con su templo-cueva de bandidos, al frente. Con un mínimo de fe bastaría para cambiar ese sistema.

Miro a mi alrededor y pienso que algo no funciona. ¿Tenemos fe? ¿O tenemos una serie de creencias, un largo y complicado credo que recitamos de memoria y que poco atañe a la vida?

Las palabras de Jesús siguen resonando hoy. "Si tuvierais fe como un grano de mostaza..." O lo que es igual: si siguierais mi camino, si vivierais según el evangelio, tendríais la fuerza de Dios para cambiar el sistema.

Conviene recordar que no estamos aquí ante un retrato del proceder de Dios, sino ante una pincelada esencial de la recta actitud del hombre en la relación con su creador y Padre. El creyente auténtico no puede exigir nada de Dios por propio derecho. Cuanto hace es consecuencia de su dependencia de Dios y, bien mirado, se le concede como gracia, como don inmerecido. El hombre vive del milagro de Dios, de la gran benevolencia que el Señor le muestra en cada instante. Por eso no puede dirigirse a Él planteándole exigencias del tipo que sean. Una postura así significa desconocer tanto la propia condición humana como el ser y obrar divinos.