Reflexiones Bíblicas

San Marcos 10, 2-16

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara, S.J

 

 

La versión de Marcos concerniente a la discusión entre Jesús y los fariseos sobre el divorcio, tiene en cuenta a un público poco familiarizado con el juridicismo de la ley judía y la Palabra de Dios, e insiste más en la ley de la naturaleza, haciendo referencia directa a la voluntad de Dios. El hombre no puede destruir una unidad inscrita en su naturaleza.


Les dice Jesús que la solución ha de buscarse a nivel de la voluntad de Dios, inscrita en la naturaleza, según la cual el hombre y la mujer deben permanecer unidos. Ningún hombre, incluido Moisés, tiene derecho de deshacer esta unidad -radical del matrimonio.


El matrimonio no es solamente un contrato facultativo entre dos personas, sino que está implícito en él la voluntad de Dios, inscrita en la complementariedad de los sexos. No basta la sola voluntad de los esposos para explicar el matrimonio y su unidad: la propia voluntad de Dios y su unidad son partes interesadas en el matrimonio. Esta es la razón por la que el divorcio no es solamente una injusticia contra el consorte perjudicado; es también una injusticia contra el mismo Dios.