Reflexiones Bíblicas

San Marcos 1,14-20 

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: "Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio." 

Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: "Venid conmigo y os haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él. 

El primer versículo del capítulo primero de la carta a los Hebreos es célebre: Dios habló de muchas maneras a los seres humanos antes de hacerlo en la vida y en la palabra de Jesús... Habló de muchas maneras...

Esta afirmación bíblica coincide con la visión actual de la «teología de las religiones», y nos tenemos que preguntar cómo ha sido posible que durante mucho tiempo los cristianos hayamos pensado que fuera de nuestra propia historia judeocristiana sólo hubiera habido oscuridad y silencio de Dios... 

Hoy nos aparece como evidente: Dios no ha podido dejar a la Humanidad abandonada, ayuna de su palabra, como si Él sólo se relacionara con un pueblo «escogido», injustamente privilegiado... Y eso fue lo que hemos pensado durante tantos tiempos. Hoy día, gracias a Dios, volvemos a esta visión positiva que también se deja ver alguna vez en algunos pasajes bíblicos, como éste de hoy: Dios habló de muchas maneras a la Humanidad, a todos los pueblos, en todas las culturas, por medio de sus religiones, y a todas las personas, hombres y mujeres, en su corazón, en la intimidad personal de su conciencia... Todas las religiones son religiones «reveladas». No existe eso que antes llamábamos «religiones naturales»... Todo es Gracia. Dios no ha dejado a nadie de su mano. Nadie, ninguna persona o pueblo está «dejado de la mano de Dios». Afortunadamente hoy tenemos una visión más optimista, fundamentada precisamente en el sobreabundante e inagotable amor de Dios...