Reflexiones Bíblicas
San Marcos 4,1-20

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y el gentío se quedó en la orilla. Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar: "Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno." Y añadió: "El que tenga oídos para oír, que oiga."

Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas. Él les dijo: "A vosotros se os han comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que "por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdonen.""

Y añadió: "¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso; al escucharla, la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la simiente entre zarzas; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno."

COMENTARIOS

Comienza el discurso parabólico de Jesús. La parábola es un género literario que pretende comunicar a través de imágenes y símbolos realidades profundas que desbordan el lenguaje convencional los misterios del Reino.

Mediante parábolas, es decir, narraciones alegóricas que empleando imágenes y símbolos buscan deducir una enseñanza, Jesús comunicaba a sus sencillos oyentes los misterios del reino

La parábola del sembrador pone énfasis en la semilla, que indudablemente simboliza la Palabra que Jesús predica. La tierra representa la disposición de los oyentes para acoger o rechazar la Palabra. Pero llama la atención que sólo una cuarta parte de la semilla crezca y fructifique. Ahí está el quid de la parábola: no hay que desalentarse por los fracasos, sino agradecer gozosamente la semilla que germina en pequeñas cantidades y en los lugares menos esperados. Lo nuestro es sembrar la semilla del Evangelio, pero es al Espíritu de Dios a quien corresponde hacer fructificar y crecer esa semilla.

En los versículos siguientes a los aquí consignados, Jesús mismo se preocupa de explicar el significado de esta parábola a sus discípulos, que una vez más no han entendido un ápice. Pero comienza por llamarles la atención: "Si no entienden esta parábola, ¿cómo van a entender las restantes?" (Mt 4,13).