Reflexiones Bíblicas

San Marcos 3,20-21

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, Jesús fue a casa con sus discípulos y se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales. 

Son sorprendentes las palabras de este evangelio. Este texto habla sin reservas de una situación vivida por Jesús y sus parientes. En la lengua original suena aún más fuerte: "vinieron para ‘arrestar’ a Jesús porque decían que estaba ‘poseído por el demonio’". ¿Cómo es posible que dijeran eso de él? Del misterio de la vida porque lo hermoso avanza siempre por el camino del dolor, de la incomprensión y del sufrimiento.

Como decía Jalil Gibran: "Cuando el profeta se marchaba de la aldea dijo: vuestros hijos no son vuestros hijos, son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma. Vienen a través de vosotros, pero no vienen de vosotros. Y aunque están con vosotros no os pertenecen. Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos. Porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas. Porque sus almas habitan en la casa del mañana que vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños. Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis hacerlos como vosotros. Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer. Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia adelante. El Arquero ve el blanco en la senda del infinito y os doblega para que su flecha vaya veloz y lejana. Dejad, alegremente, que la mano del Arquero os doblegue. Porque así como Él ama la flecha que vuela, así ama también el arco que es estable".