Reflexiones Bíblicas
San Marcos 3,31-35

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: "Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan." Les contestó: "¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?" Y, paseando la mirada por el corro, dijo: "Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre."

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En paralelo con el grupo de los Doce, que estaba con Jesús «en la casa» (3,20) y representa a los seguidores de Jesús procedentes del judaísmo en cuanto constituyen el nuevo Israel, aparece por primera vez con personalidad propia el segundo grupo de seguidores de Jesús, el que no procede del judaísmo, caracterizado como una multitud sentada en torno a él. Mientras los allegados de Jesús, afectos a la institución judía, han reaccionado violentamente en contra de la iniciativa que ha tomado, este otro grupo sigue íntimamente unido a él.

La existencia en torno a Jesús de este grupo numeroso constituye un muro que impide el acceso de los que desean reducirlo al silencio. Mc subraya el contraste entre la familia que se queda fuera y los que están sentados en torno a Jesús (= «estar con Jesús», cf. 3,14, la adhesión incondicional y permanente). La madre, sin nombre, representa el origen de Jesús, es decir, la comunidad humana donde se ha criado; sus hermanos, los miembros de esa comunidad. No se trata tanto de las personas como de mostrar la hostilidad hacia Jesús del ambiente donde había vivido.

Ante esta ofensiva de su gente (madre, hermanos), incondicionalmente adicta a la institución religiosa y que lo rechaza a él y a su mensaje, Jesús se desvincula de ella. Declara que los lazos familiares y los vínculos de raza o nación no son decisivos; cualquier hombre que le dé su adhesión y comparta sus ideales queda unido a él por vínculos de familia, que establecen una fraternidad universal. La única condición para pertenecer a la nueva familia es cumplir el designio de Dios, dando la adhesión a Jesús (cf. 2,5: la fe).