Reflexiones Bíblicas

San Marcos 3,22-30

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: "Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios." Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas: "¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa. Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre." Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo. 


Comentario:

¿Puede haber personas a las que no les importe la vida de los demás? ¿O con las que jueguen como piezas de ajedrez, justificados en la conservación de la buena fama?

Contemplemos desde aquí a los letrados del evangelio de hoy. No les importa lo que haga Jesús, su preocupación es preparar las cosas para quitarlo de en medio, tergiversando la realidad hasta el absurdo. Por eso lo acusan de echar a los demonios con el poder del demonio. Pero, el capricho y la arbitrariedad de los que tienen el poder no es sólo cosa del pasado. Hace medio siglo el capricho de un militar llevó a la muerte a más de seis millones de judíos. En la década del setenta, cientos de personas fueron masacrados en Centroamérica, en los años ochenta, Monseñor Romero; en los noventa, los jesuitas de El Salvador junto a otras personas... Y desde hace unos años el mundo entero convulsiona ante una guerra en Oriente Medio. En un momento incluso trataron de cambiar una ley internacional que les impedía actuar libremente, y no menor era la vergüenza y el espanto que producía ver a miles de personas en la calle manifestándose en contra... 

Es Jesús que sigue sufriendo el desprecio, la descalificación y la muerte. Pero su respuesta desveló sus pecados: con el bien venció el mal. Idéntica ha de ser la nuestra. Vencer con el bien el mal, los desprecios, las injurias, la violencia, la muerte.