Reflexiones Bíblicas

San Marcos 4,21-25 

Autor: Padre Juan Alarcón Cámara S.J

 

 

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos."


Dos mensajes principalmente transmiten las lecturas de este día: conversión y anuncio. La historia de la conversión de San Pablo que encontramos en la primera es admirable, más que por el milagro de la aparición, por el del cambio en la vida del Apóstol: de perseguidor a evangelizador. En la actualidad muchas personas nos recuerdan lo que estamos llamados a ser: haced que vuestra vida sea extraordinaria.

Las palabras del evangelio siguen golpeando nuestras puertas. Es Jesús quien llama y quien envía. Él es el modelo y Él concederá su fuerza para olvidar todos los sufrimientos y sinsabores de la misión. Todo será posible para quien anuncia el Reino.

"Yo, Señor, sé que estás a mi lado, escucho tus mensajes, pero no tengo la fuerza de otros, nunca he sido un líder ni mi palabra ha sido considerada entre mis conocidos. Me conformo con vivir siendo buena persona y ayudando en lo que pueda". Pero Jesús responde: "necesito tu vida para seguir viviendo". 

(Tuve siempre unas relaciones buenas con Dios, siempre le hablaba de las cosas que hacía, pero siempre tuve la sensación de que Él deseaba que yo le mirase a los ojos. Tenía miedo, hasta que reuní el suficiente valor para hacerlo. Él me miró y me sonrió amándome.)